El asma es una enfermedad
respiratoria crónica que, actualmente, afecta a 300 millones de personas en
todo el mundo, y fue responsable de causar unas 250.000 muertes en 2011. El
cannabis se ha utilizado para tratar los síntomas del asma durante milenios en
diferentes tradiciones medicinales, entre las que se incluyen las de la antigua
India y China.
ANALGÉSICO
Durante un ataque de asma, los
bronquios del pulmón se contraen y el flujo de aire se bloquea (© PNASH)
Aunque el dolor no se considera,
necesariamente, un síntoma primario de un episodio agudo de asma, los estudios
han demostrado que hasta un 76% de los pacientes sufren dolor en el pecho
durante un ataque. Generalmente, el dolor relacionado con el asma se
caracteriza por un dolor profundo, o sensación punzante, que se desarrolla de
forma gradual durante las primeras horas del ataque y poco a poco se disipa a
medida que el ataque desaparece.
Aunque no se han llevado a cabo
estudios que investiguen, específicamente, la capacidad del cannabis para tratar
el dolor relacionado con el asma, se han observado mejoras subjetivas en el
dolor en varios estudios realizados sobre el efecto general del cannabis en el
asma. Los conocidos efectos broncodilatadores y analgésicos de ciertos
cannabinoides sugieren que podrían ser útiles para controlar el dolor
relacionado con el asma, tanto al reducir la presión y la constricción en los
pulmones como al actuar directamente en los propios nociceptores (células
nerviosas sensibles al dolor).
ANTIBIÓTICO
Por lo general, se cree que el
asma tiene una base genética. Sin embargo, cada vez hay más pruebas de que la
enfermedad puede ser provocada, o causada, por infecciones bacterianas o
virales en la primera infancia, que debido a su efecto sobre el sistema
inmunológico, hacen que los enfermos sean susceptibles a diferentes alérgenos e
irritantes.
Actualmente, las investigaciones
más recientes, y cada vez más frecuentes, estudian el potencial de los
antibióticos para tratar, tanto a corto como a largo plazo, los síntomas del
asma, y hasta ahora, varios estudios han destacado el potencial de los
antibióticos comunes, como la eritromicina y azitromicina, para aliviar los
síntomas agudos de asma.
Los cannabinoides, incluyendo el
THC, CBD y CBG, han demostrado tener un efecto bactericida de amplio espectro
frente a muchos patógenos comunes e infecciosos. Se ha demostrado en varios
estudios que un grupo de agentes bacterianos, sospechoso de ser una potencial
causa subyacente del asma, el género Streptococcus, que incluye S. pneumoniae yS.
Aureae, cede ante el efecto bactericida de los cannabinoides.
ANTIINFLAMATORIO
Se considera que el asma es una
enfermedad inflamatoria crónica, ya que se ha descubierto que se producen bajos
niveles de inflamación persistente en los bronquios y bronquiolos, incluso
cuando no se ha sufrido un ataque. Durante un ataque, los niveles de
inflamación aumentan, exacerbando los niveles de constricción causados por las
contracciones musculares del tejido bronquial. La creencia general es que la
inflamación relacionada con el asma es una respuesta inmune a la presencia de
alérgenos, aunque la respuesta inmune no se ha demostrado definitivamente y
puede diferir mucho entre individuos.
Se ha demostrado que el cannabis
reduce la constricción bronquial con tanta eficacia como el salbutamol (©
NIAID)
En general, los episodios agudos
de asma se tratan con broncodilatadores como primera línea de defensa, pero en
los casos graves, también es posible administrar algún tipo de medicamentos
antiinflamatorios, tales como esteroides o AINE (medicamentos antiinflamatorios
no esteroideos).
Los cannabinoides son muy
conocidos por sus efectos antiinflamatorios, y aunque hasta el momento, la
mayoría de los estudios sobre el cannabis y el asma se han centrado
principalmente en el efecto broncodilatador, algunos también han observado una
reducción en la inflamación bronquial. Por otra parte, actualmente se investiga
el cannabis por su capacidad para producir terapias específicas para las
enfermedades inflamatorias inmunes moduladas.
Se han descubierto receptores
cannabinoides en el tejido pulmonar humano, aunque en concentraciones
relativamente bajas, y se cree que desempeñan un papel fundamental en la
regulación de la inflamación, las contracciones y las dilataciones musculares,
y en diversos procesos metabólicos. Sin embargo, la investigación sobre la
respuesta inflamatoria inmune modulada (y cómo el cannabis puede ayudar) está
dando sus primeros pasos.
BRONCODILATADOR
La capacidad del cannabis para
actuar como broncodilatador es quizás su propiedad más importante en lo que se
refiere al tratamiento del asma. Durante un ataque de asma, los bronquios (la
red de ramificación de tubos que transportan el oxígeno a los alvéolos) se
contraen, haciendo que el nivel de flujo de oxígeno se reduzca drásticamente.
Generalmente, el grado de
broncoconstricción durante un ataque se determina mediante las mediciones de
flujo espiratorio máximo, que se toman a los pacientes y se comparan con
lecturas tomadas en circunstancias normales. Por lo tanto, se puede determinar
la diferencia entre el tipo normal de flujo de aire y el flujo de aire limitado
durante un ataque.
En varios estudios, se ha
demostrado que la administración de cannabis en diferentes formas puede
mejorar, considerablemente, la broncoconstricción tanto durante un ataque de
asma como en circunstancias normales (los enfermos de asma grave suelen
presentar un flujo de aire inferior a la media en comparación con los no
asmáticos, incluso cuando no se está produciendo un ataque).
Se han encontrado receptores
cannabinoides en el tejido pulmonar humano (© Pulmonary Pathology)
A principios de la década de
1970, se publicó una serie de estudios que investigaron los efectos
broncodilatadores del cannabis para los asmáticos. En un estudio realizado en
1973, se observó que el humo del cannabis, a diferencia del humo del tabaco,
causaba un efecto broncodilatador. En un estudio de 1974, se demostró que
aunque el efecto broncodilatador del cannabis era más débil que el del
isoproterenol, duraba más tiempo.
En otro estudio realizado en 1976, se
descubrió que el cannabis era tan eficaz como el salbutamol, aunque con este
último se alcanzaba una broncodilatación máxima algo más rápidamente.
Como ocurre con la mayor parte de
la ciencia de los cannabinoides, hay factores que complican la situación. Por
ejemplo, en un estudio reciente se descubrió que el cannabinoide endógeno
anandamida, de hecho, podía ejercer un efecto bifásico (en dos etapas) en el
tejido pulmonar: inhibe fuertemente la constricción bronquial en presencia de
un alérgeno o irritante (en este caso, la capsaicina) pero causa constricción
bronquial en circunstancias normales, es decir, cuando no se encuentra presente
ningún irritante.
De hecho, algunos pacientes a los que se administró THC han
informado que experimentaban constricción bronquial. Por lo tanto, es necesario
seguir investigando para determinar exactamente cómo se deben utilizar los
tratamientos de cannabinoides a todos los niveles.
ANTIESPASMÓDICO
Se cree que el cannabis puede
ejercer un efecto broncodilatador principalmente a través de su capacidad para
reducir la inflamación. Sin embargo, también se cree que la capacidad del
cannabis para reducir los espasmos musculares (contracciones involuntarias)
juega un papel importante en el control de la broncoconstricción durante un
ataque de asma. Los bronquios y los bronquiolos se componen de músculos lisos,
y durante un ataque, se contraen y se estrechan, además de inflamarse.
En un estudio publicado en 2014,
los investigadores tomaron muestras de tejido pulmonar bronquial a 88 pacientes
humanos y lo sometieron a estimulación de campo eléctrico para hacer que el
tejido muscular se contrajese. Luego se administró THC, el cannabinoide
endógeno 2-AG, y varios agonistas sintéticos de los receptores CB-I y II.
Descubrieron que determinados agonistas del receptor de CB₁, incluyendo el THC,
reducían las contracciones musculares dependiendo de la dosis. Además, se
observó que el cannabinoide endógeno 2-AG no tenía ningún efecto.
EXPECTORANTE
La capacidad del cannabis para
actuar como expectorante resulta un tanto polémica. Se ha utilizado como tal
desde hace miles de años, y aparece en la antigua farmacopeas de China e India,
pero la investigación moderna ha sido bastante escasa y, hasta el momento, sólo
ha proporcionado resultados ambiguos.
Aunque las pruebas del efecto
expectorante del cannabis no son consistentes, se ha utilizado en medicamentos
para la tos durante siglos
Se dispone de innumerables
informes de personas de todo el mundo que describen un efecto expectorante
después de fumar o vaporizar cannabis. Si sólo se observase en los fumadores de
cannabis, podría descartarse fácilmente como consecuencia de la irritación
causada por las partículas de humo. El hecho de que se experimente un efecto,
incluso cuando se inhala vapor, sugiere que lo causa una sustancia activa del
cannabis.
Sin embargo, la mayoría de las
investigaciones existentes, en realidad, apuntan que el cannabis tiende a
causar la producción de mucosidad. Por ejemplo, en un estudio publicado en
2014, se observó un aumento de las secreciones mucosas en fumadores de cannabis
habituales, junto con el daño en los tejidos de las vías respiratorias. Por lo
tanto, que se realicen nuevas investigaciones sobre los efectos expectorantes y
descongestionantes del cannabis resultaría muy beneficioso.
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